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Pablo Jair Ortega
+ Álvarez Fontán se va de la SICT.
+ Se han detenido siete peces gordos: Cuitláhuac
+ Que vendría AMLO a Perote a celebrar.
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—Chopenjawer
Cuando empecé en esto del periodismo allá en el desaparecido Canal 12 de Cablemás en Minatitlán, una de las notas recurrentes por las que nos llamaban a la redacción era por la detención (ahora usan la palabra «rescate») de migrantes que eran «producto» de un «efectivo operativo” de la Policía Municipal.
Mina es una de las tantas rutas por las cuales viajan los migrantes, y uno de los tantos puntos donde se quedaban escondidos (mejor dicho, a donde los llevaban los «polleros» para que fuesen extorsionados) era un hotel de mala muerte llamado «Napoleón», ubicado en pleno centro de la ciudad. En esos puntos hacían los mentados «operativos».
A los detenidos los llevaban a la Inspección de Policía y los encerraban en la cárcel como si fuesen delincuentes. Luego llamaban a la prensa para exhibirlos y no se volvía a saber de ellos: si lograban pasar o de plano eran retornados a sus lugares de origen.
No hay que pensarlo demasiado: muchos no regresaron, algunos lograron pasar con la cuota pedida, otros incluso llegaron a quedarse a vivir en la región. Quizás hubo quienes corrieron con peor suerte y nunca se supo más de ellos.
Era (honestamente desconozco si sigue la misma práctica) también muy común que mujeres centroamericanas las explotaran trabajando en cantinas de la región de Acayucan.
Hace algunos años, trabajando con los periodistas Manuel Carrillo y Martín Gómez, fuimos a dar a lo que era el antiguo retén del Instituto Nacional de Migración en Acayucan, y nos tocó entrevistar a uno de los detenidos (un hondureño, si no mal recuerdo) quien nos decía que el verdadero peligro, el verdadero infierno, era pasar por México.
Eso ya hace más de 20 años, y eso que todavía no había ni Zetas, ni Familia Michoacana, ni CJNG y todos esos grupos del crimen organizado que tienen en jaque varias partes del país.
Ese infierno descrito por el migrante se refería precisamente a que tenían que lidiar con los corruptos cuerpos de policía en México que los detenían para pedirles dinero, entre ellos los agentes de Migración. Que así era la manera para pasar por territorio nacional: corrompiendo al agente o al policía.
O sea, no es nada nuevo lo que ha pasado por años –desde que tengo memoria en este rollo de los medios de comunicación– con los migrantes. Sólo cambiaron las organizaciones que controlan las rutas, pero básicamente todo es operado por policías municipales, estatales y federales, hoy llamados Guardia Nacional.
Y Veracruz, si bien es la ruta más fácil (como parte del corredor del Golfo de México, que pasa también por Tamaulipas), hace poco se dio a conocer en un estudio publicado del diario El Universal que también es la más peligrosa.
«Según el Estudio sobre Movilidad y Migración Internacional, de la Unidad de Política Migratoria de la Segob, la mayoría de los migrantes que transitan por México, devueltos por Estados Unidos, declararon haber entrado por Tamaulipas, lo que permite establecer que la ruta del golfo de México es la más usada y la más riesgosa, pues en 2020 fallecieron cuatro de cada 10 personas migrantes en su paso por Tamaulipas, Veracruz y Tabasco», dice la nota del diario nacional.
Pero también sirve como ejemplo el caso de Guanajuato y San Luis Potosí, donde se revela que a migrantes también los mueven por esa ruta que pasa por el centro del país, y donde también están involucradas autoridades, como es el caso del alcalde de San Felipe, Guanajuato, Eduardo Maldonado García, investigado por tráfico de personas.
La tragedia en Ciudad Juárez también confirma la indolencia y corrupción en Migración. La manera en que se tienen encarcelados («rescatados») a los migrantes que encuentran en las carreteras.
Mire, honestamente, la migración no se va a detener nunca, por más buenas intenciones que existan para invertir en países pobres para que sus ciudadanos nunca salgan. Es un fenómeno mundial donde la gente busca mejores oportunidades de vida, estar en un lugar mejor, donde huye de la violencia para buscar lugares más seguros… y para ganar bien.
Si bien el peso mexicano supuestamente está en su mejor momento, la realidad es que sigue valiendo mucho más un dólar en Estados Unidos, y más para los migrantes que vienen de países cuya moneda está muy devaluada. En Cuba, por ejemplo, me tocó dar una propina de 10 dólares (como 200 pesos mexicanos, calculando un 10% de la cuenta entre mojitos, cerveza y comida), pero la persona que lo recibía me comentó que para ellos era demasiado dinero.
Pero además, en Estados Unidos los oficios como albañilería o carpintería (que en México o Centroamérica son muy mal pagados) ganan muy bien por hora y eso da pauta para que muchos logren hacerse de un patrimonio como un vehículo usado pero casi nuevo, tener una pequeña casa, y disfrutar el sueño americano de poseer víveres, objetos personales o ropa de muy buena calidad por bajos precios.
Aquí el asunto es que vemos a mucha gente tratando de llegar a Estados Unidos y éste ha puesto un muro no material para impedir el paso. Los migrantes, no obstante, siguen pasando por México tratando de alcanzar ese estilo de vida soñado y ahí siguen acumulándose en las ciudades fronterizas, convirtiendo a México ya en un «tercer país», como se le llama a las naciones que acuerdan recibir migrantes a cambio de apoyos de países que son potencia mundial.
Aunque el gobierno federal rechaza que México sea un tercer país, en los hechos no sólo se ha convertido en el patio donde se refugian los migrantes en espera de si pueden pasar a Estados Unidos, sino que se va consolidando internacionalmente como uno de los peores en el trato a los migrantes. Un problema de años que se hizo una enorme bola de nieve y no se ve –hasta el momento– cómo puede resolverse.
La migración existe, la migración ocurre, y es algo que nunca se va a detener hasta en lo local: un columnista como este que se fue de Mina a Xalapa a probar suerte; o un tabasqueño que se fue a radicar al Distrito Federal y hasta llegó a ser jefe de Gobierno de la capital del país, hoy convertido en presidente.
Todo sea por una mejor vida y nadie puede impedir que se busque eso que llaman felicidad.
NOTA PARA PEGAR EN EL REFRI: Luego de 926 días de haber estado al frente como director del Centro SICT en Veracruz, el ingeniero Ramón Álvarez Fontán, dejó el cargo para emprender nuevos proyectos para 2023 y 2024… Durante su gestión al frente de la Dirección estatal de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes que asumió el 1 de octubre de 2020, destacó el «destrabar» el problema añejo en la comunidad Paso Largo, municipio de Martínez de la Torre, donde luego de 3 años de estar parados los trabajos de la construcción de la super carretera Cardel-Poza Rica, se pudo abrir a la circulación… De igual manera deja casi al 70 por cuento terminados los trabajos de la autopista Ozuluama-Tampico y la carretera que pasa por el basurero Las Matas en el tramo carretero Coatzacoalcos-Minatitlán quedó en proceso de ejecución… Éxito en los proyectos venideros.
OTRA NOTA: Tras los homicidios dolosos de seis personas en Tihuatlán, los gobiernos estatal y federal desplegaron alrededor de 450 elementos, de los cuales 360 pertenecen a la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), y el resto a la Defensa Nacional (SEDENA), desde Álamo hasta Papantla, abarcando Cazones, Tihuatlán y Poza Rica… Así lo dio a conocer el gobernador Cuitláhuac García Jiménez en entrevista con medios locales, garantizando que este operativo tiene el propósito de que “ningún grupo delictivo crea que se va a salir con la suya, va parejo y vamos a hacer justicia”… Se trató, dijo, de ajustes de cuentas de grupos delictivos que están tratando de retomar la plaza, dado que esta administración ha efectuado detenciones de algunos cabecillas de grupos, “alrededor de siete peces gordos”, y esto está siendo aprovechado por integrantes de células que quedan e intentar retomar actividades ilícitas en esa plaza.
LA ÚLTIMA PORQUE VIAJE CORTO EN LA MADRUGADA: Que de manera extraoficial se sabe que para septiembre tiene que estar terminada la obra de rehabilitación de la Fortaleza de San Carlos, en Perote (o por lo menos tener un buen avance) porque así lo pide la Presidencia de la República… El asunto es que tendrán que meterle mucha velocidad a esos 50 millones de pesos de inversión para reparar buena parte del inmueble donde piensan celebrar en octubre los 200 años de la creación del Colegio Militar —que nació precisamente en ese castillo— con la presencia del presidente Andrés Manuel López Obrador… Por cierto, por si no lo sabían, la fortaleza ya pertenece al estado y se busca darle una radical remodelada al lugar, aunque sea en una primera etapa.