Incluso sin nervios, las plantas pueden sentir cuándo algo las toca y cuándo las deja de tocar, según se ha descubierto en un nuevo estudio.
En una serie de experimentos, células vegetales individuales respondieron al tacto de una varilla de vidrio muy fina enviando ondas lentas de señales de calcio a otras células vegetales del entorno, y cuando la varilla de vidrio dejaba de tocar a la célula, esta enviaba ondas mucho más rápidas. Aunque ya se sabía que los vegetales pueden captar si algo las está tocando, este estudio demuestra que las células vegetales envían señales diferentes cuando se inicia y cuando finaliza el contacto físico.
El estudio lo ha realizado un equipo internacional integrado, entre otros, por Alexander Howell y Michael Knoblauch, ambos de la Universidad Estatal de Washington, en la ciudad estadounidense de Pullman.
«Es sorprendente lo muy sensibles al tacto que son las células de las plantas. Perciben la presión y, cuando se libera, perciben la caída de presión», enfatiza Knoblauch. «Es sorprendente que los vegetales, sin células nerviosas, puedan hacer esto con tanta precisión y de una manera muy distinta a como lo hacen los animales, que sí las tienen».
Knoblauch y sus colegas realizaron 84 experimentos con 12 plantas de tabaco y de la especie Arabidopsis thaliana, todas las cuales habían sido especialmente criadas para incluir sensores de calcio, una tecnología relativamente nueva. Tras colocar trozos de estas plantas bajo un microscopio, pusieron a células vegetales individuales en ligero contacto físico con una diminuta varilla de vidrio. Observaron muchas respuestas complejas en función de la fuerza del contacto físico y la duración del mismo, pero la diferencia entre el inicio del contacto físico y su cese era clara.
Unos 30 segundos después de iniciarse el contacto físico de la varilla con una célula, los investigadores observaban ondas lentas de iones de calcio que se propagaban desde esa célula a las del entorno, a través de las células adyacentes y duraban entre tres y cinco minutos. Al cesar el contacto físico, se observó un conjunto casi instantáneo de ondas más rápidas que se disiparon en un minuto.
Los autores del estudio creen que estas ondas se deben probablemente al cambio de presión en el interior de la célula. A diferencia de las células animales con membranas permeables, las células vegetales también tienen paredes celulares fuertes que no se pueden romper fácilmente, por lo que un ligero contacto físico aumenta temporalmente la presión en una célula vegetal.
Los investigadores probaron mecánicamente la teoría de la presión introduciendo una diminuta sonda de presión capilar de vidrio en una célula vegetal. El aumento y la disminución de la presión en el interior de la célula produjeron ondas de calcio similares a las provocadas por el inicio y el fin de un contacto físico.
El estudio se titula “Pavement cells distinguish touch from letting go”. Y se ha publicado en la revista académica Nature Plants. (Fuente: NCYT de Amazings)