ABRIENDO BRECHA
Andrés Rodríguez Cabrera
La ambición es el deseo desmesurado de poder. (Baruch Spinoza)
Durante el sexenio del nefasto exgobernador priísta (ahora aliado de Morena con el PVEM), Fidel Herrera Beltrán, se acrecentó la corrupción, ejecuciones, secuestros y demás delitos a lo largo y ancho del estado de Veracruz.
A finales del sexenio de Fidel Herrera hubo secuestros en masa, y entre seis de ellos secuestraron y desaparecieron al hermano menor de la ahora regidora tercera por Morena en el ayuntamiento de Minatitlán, Romina Gurrión Vázquez.
Durante muchos años Romina Gurrión encabezó la búsqueda de su hermano ante los tres órdenes de gobierno, y pidió el apoyo a alguno que otro diputado local y diputado federal de distintos partidos políticos, pero nunca lograron localizarlo ni a los homicidas; aunque algunas fuentes aseguraron que fue un lío de faldas.
A inicios del sexenio del gobernador morenista, Cuitláhuac García Jiménez, Gurrión Vázquez es reclutada en la Dirección Regional de la Secretaría del Bienestar con base en Minatitlán, pero en el 2021 traicionó la confianza de gente cercana al delegado estatal de la citada Secretaría, Manuel Huerta Ladrón de Guevara, y acepta la invitación de la ahora alcaldesa morenista de Minatitlán, Carmen Medel Palma, para integrarse a su campaña; y así obtiene la regiduría tercera.
Romina Gurrión procuró tener a su cargo las comisiones de Hacienda y Patrimonio Municipal, Comunicaciones, Obras Públicas, Asentamientos Humanos, Fraccionamientos, Licencias y Regularización de la Tenencia de la Tierra; con las cuales poco o nada hace en beneficio de la ciudadanía.
Pero como el poder atonta a los inteligentes y a los tontos los vuelve locos, ahora la advenediza morenista Gurrión Vázquez cree tener todo el derecho de ser candidata a diputada local por el XXVIII distrito electoral con cabecera en Minatitlán, y ya tiene tapizada esta ciudad con lonas donde cita que ella es la respuesta de Morena.
Romina Gurrión no tiene la mínima calidad moral para buscar otro cargo de elección popular después de la regiduría, porque su obcecada ambición por el poder económico y político no le permitió ostentar algunas comisiones afines a la lucha legítima que inició, como son: Desarrollo Social y Humano, Policía y Prevención del Delito y Promoción de la Defensa de los Derechos Humanos.
Es más, a dos años de presumir la regiduría tercera, Gurrión Vázquez ni siquiera se ha preocupado por formar una asociación civil para atender las necesidades más apremiantes de sus vecinos de las colonias Gravera y Cuauhtémoc. Y, a dos años de terminar su encargo como regidora, mucho menos ha reconsiderado retomar su lucha de origen para prevenir los delitos que le causaron tanto dolor a su familia y vecinos cercanos.
Si la máxima del presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, es “No mentir, no robar, no traicionar”, los morenistas deberán hacer conciencia si Romina Gurrión merece ser o no candidata a diputada local por mayoría relativa o plurinominal; o, a futuro, por algún otro cargo de representación popular.
Pero, de resultar electa como candidata de Morena, la ciudadanía tendría la última palabra.
Así como Romina Gurrión, faltan más advenedizos morenistas por desenmascarar o recordarles sus orígenes y pasado.
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